Lorenzo Mariano Miguel nació en Buenos Aires el 27 de Marzo de 1927, hijo de Claudio Valeriano Miguel y Brígida Martínez, modestos inmigrantes españoles afincados en Villa Lugano, entonces un barrio casi campestre de la Capital. A los doce años la tragedia lo golpeó muy duramente, al morir su padre en un accidente de trabajo. Este infortunio que le hizo vivir en carne propia el desamparo de los trabajadores, lo obligó a salir a trabajar, apenas terminados sus estudios primarios, en diversos oficios para ayudar al sostenimiento de su hogar, donde una madre viuda y sus cinco hijos hacían malabares para superar ese duro trance.
Quienes lo frecuentaron, han recordado algunas aristas notables de su joven personalidad: su amor por los animales, su buen desempeño como deportista, y su notoria afición por el dibujo y la pintura.
A los 18 años empezó su vinculación con la actividad metalúrgica, al ingresar como operario de CAMEA, mientras continuaba sus estudios de dibujo.
Pero el 17 de Octubre de 1945 ocurrió un hecho, en la historia de los argentinos, que marcó para siempre la vida de Lorenzo Miguel: Ese día, con flamantes 18 años, se encolumnó junto a sus compañeros por la Avenida Rivadavia rumbo a la Plaza de Mayo, a sumar su presencia en la gesta más genuina de participación popular en el siglo XX. El sindicalismo y el peronismo pasaron a ser la razón de los desvelos de ese muchacho serio, familiero y amigo de los deportes, que detrás de sus modales siempre correctos y amables, guardaba un carácter fuerte y decidido a jugarse por sus convicciones.
Por eso Lorenzo Miguel llegó a ser el dirigente sindical de mayor influencia y el referente político peronista por excelencia.
Porque su vida estuvo consagrada a esas dos grandes causas, a las que llegó para servirlas y no para servirse. Nunca aceptó cargos políticos, electivos o no. Tampoco quiso la conducción de la central obrera, ofreciendo con clara demostración de grandeza y desinterés, ese apetecido cargo a otros dirigentes.Él sabía muy bien quién era, y a qué aspiraba. Por eso luchó y sufrió la persecución y la cárcel hasta lograr el retorno de Perón a la Patria, y su tercera presidencia constitucional. Ese logro justificó para Lorenzo su lucha, porque supo entender el concepto de dirigente como se lo enseñara el Gral. Perón: "Hay una sola clase de dirigentes; los que hacen siempre lo que el pueblo quiere".
El resultado de las elecciones de 1973, cuando el pueblo argentino abrumadoramente eligió a Perón, demostró que Lorenzo Miguel interpretaba claramente el sentir de sus representados.
Desde 1969, cuando la lamentable muerte de Augusto Vandor lo lleva a dirigir el Secretariado Nacional de la UOMRA, Lorenzo Miguel siempre fue reelecto por los trabajadores metalúrgicos, y sólo la barbarie de los golpes militares y las intervenciones al sindicato lo alejaron de su sitial, adonde siempre volvía cuando los metalúrgicos eran respetados en su voluntad electoral.Y en ese cargo lo encontró la muerte, luego de un prolongado deterioro de su salud, a los 75 años, rodeado del cariño y la admiración de quienes tuvimos la suerte de conocerlo, y del respeto que su figura generó aún en los adversarios de la lucha sindical.
Su obra:
Es muy difícil distinguir entre la vida y la obra de hombres como Lorenzo Miguel, porque su entrega total a su causa hace que se confundan ambas, ya que todos sus esfuerzos vitales estuvieron dedicados a la UOMRA y el peronismo, sustrayendo incluso tiempo a sus afectos familiares más cercanos, sacrificio que su familia supo entender.
Sintetizando en apretados párrafos los aspectos más salientes de una vida intensa, recordamos que ya en 1951 fue electo delegado, y a principios de 1955 era el titular de la Filial Lugano de la UOMRA.
La mal llamada Revolución Libertadora tronchó la carrera de Lorenzo, y leal a Perón, ya en 1956 impulsó una huelga contra esa infamia institucional, que le significó el despido y la persecución, siendo detenido en 1959 y enviado al penal de La Pampa y al buque prisión Bahía Tethis, por su participación en la huelga general dispuesta por la CGT contra Frondizi. Posteriormente ingresó en la fábrica Pirelli, sección cables, donde cumplió, con la periodicidad correspondiente, la obligación estatutaria de presentarse a elecciones de delegado, ya que siempre recalcaba la importancia de contar con el aval de los compañeros de establecimiento.
El Lobo Vandor, que supo valorar las cualidades del Cro. Lorenzo, lo integró a la conducción nacional de la UOMRA como Tesorero. Siempre recordaba Lorenzo: " Que difícil es ser tesorero cuando no hay plata", porque eran años de lucha, resistencia y muy bajos ingresos en la Organización, escenario difícil que solamente Lorenzo podía manejar por su reconocida austeridad y el orden estricto que imponía en el gasto.
Hay que recordar por ejemplo, que Onganía, en 1968, y en respuesta a una huelga metalúrgica, le suspendió la personería gremial a la UOM, y con ello la posibilidad de percibir la cuota sindical, único ingreso de aquellos tiempos previos a la ley de Obras Sociales.
Siempre contaba Lorenzo los malabares que debió realizar para afrontar los gastos sin ingresos, comenzando por no percibir sus haberes los dirigentes metalúrgicos.
El 30 de Junio de 1969 el país es sacudido por uno de los crímenes más infames de su historia: en su propio despacho en la Secretaría General de la UOM, es acribillado a balazos Augusto Timoteo Vandor, uno de los dirigentes más brillantes que a tenido el sindicalismo argentino.
En la necesidad impostergable de reemplazar la figura de Vandor, distintos dirigentes metalúrgicos, todos de valía, se postularon para el cargo, pero los trabajadores una vez más decidieron sin equivocarse.
Elegido por los trabajadores de la Seccional Capital y luego por el Colegio Electoral, el 20 de Marzo de 1970 Lorenzo Miguel es el nuevo Secretario General de la UNION OBRERA METALURGICA DE LA REPUBLICA ARGENTINA. Desde este cargo, y con el apoyo de las bases metalúrgicas, comienza para la UOM el período más fértil de crecimiento institucional y político, a través de convenios colectivos que son ejemplo y guía para los gremios hermanos, de obras hospitalarias, turísticas y recreativas que elevan la calidad de vida de los trabajadores metalúrgicos, y convirtiéndose en el sindicato más importante y representativo en la lucha por el retorno del Gral. Perón.
Logró su objetivo y el 20 de Junio de 1973 desde Madrid acompañó al Gral. Perón en el retorno definitivo a su patria.
Lorenzo Miguel, con la visión integradora de un estratega, estuvo por encima de las estériles antinomias entre Buenos Aires y el interior, así bregó para que todos los trabajadores metalúrgicos del país tuvieran cobertura sindical y asistencial. De esta forma creció la UOMRA diseminando Seccionales que impusieron su presencia y protección obrera en todas las provincias argentinas, y dotando de Sanatorios y hoteles de turismo a lo largo y ancho del país.
En material sindical, el Convenio Colectivo 260, pese a haberse firmado en 1975, y aún teniendo en cuenta la formidable evolución tecnológica en la actividad metalúrgica, sigue siendo un documento imprescindible que contempla y contiene las contingencias de la relación obrero-patronal. Lorenzo Miguel, artífice de esa pieza ilustre del repertorio convencional laboral, siempre luchó por modernizarlo a través de nuevas negociaciones paritarias, a lo que se opusieron tanto el sector patronal como las cambiantes circunstancias económicas y políticas del país, que fueron tornando desaconsejable innovar en un marco de recesión y desocupación, donde hubiera sido muy difícil plasmar nuevas conquistas.
Hay un aspecto de la vida pública del Cro. Lorenzo que es preciso referir, aún cuando él no era muy proclive a tratar el tema. Cuando se produjo el nefasto golpe militar del 24 de Marzo de 1976, que derrocó al gobierno constitucional ejercido por María Estela Martínez de Perón, Lorenzo Miguel es apresado, torturado, sometido a simulacros de fusilamiento y confinado en un buque prisión, el nefasto "33 Orientales", y luego en el penal militar Magdalena, por el "delito" de ser peronista y dirigente social.
Su lealtad al movimiento obrero y a la doctrina peronista le significaron 50 largos meses de detención (desde Marzo de 1976 a Abril de 1980), y si bien no pudieron quebrantar su carácter y sus firmes convicciones, esa larga e injusta privación de la libertad deterioró severamente su salud, generándose en el cautiverio la enfermedad que al agravarse terminó con su vida.
Entre todas las infamias de la época, no era menos la inclusión de Lorenzo, junto con otros dirigentes sindicales, en las famosas "listas negras", y la creación de un organismo esperpéntico, la CONAREPA, que instaló la inversión de la carga de la prueba. Es decir, los sediciosos acusaron a Lorenzo de enriquecimiento ilícito, y él fue quien debió acreditar que su pequeño patrimonio se había generado exclusivamente con su esfuerzo y el de su esposa. Efectivamente así lo probó, por eso solía decir risueñamente que él "tenía el certificado de buena conducta otorgado por el enemigo".
La UOMRA, que fuera intervenida en el momento mismo del golpe militar de 1976, es devuelta, en los últimos estertores de la tiranía, a una Comisión Normalizadora, y en 1984 se reencauza institucionalmente a través de elecciones fiscalizadas por la propia Justicia Electoral. De dichas elecciones surge un Secretariado Nacional encabezado por Lorenzo Miguel, quien en todo momento privilegió la unidad de los distintos sectores que existen en la UOMRA, como expresión cabal de su democracia interna, pero que siempre reconocieron, por encima de eventuales diferencias, la importancia y necesidad de que sea Lorenzo Miguel quien condujera los destinos del gremio.
Reelecto en todos los procesos comiciales en que estatutariamente los trabajos metalúrgicos expresan su voluntad, Lorenzo Miguel fue Secretario General de la UOMRA hasta el fin de sus días.
Su Ejemplo:
De la propia reseña realizada, y de todos los actos de significación política y gremial en que participó, el Cro. Lorenzo fue dando un ejemplo de conducción, de lealtad y de identificación con los valores de un verdadero dirigente.
- En la conducción, supo engrandecer a la UOMRA, convertirla en referente de todo el movimiento obrero y mejorar, a través de conquistas gremiales y sociales, la calidad de vida de los trabajadores metalúrgicos.
- La trayectoria de Lorenzo Miguel fue un ejemplo de lealtad al peronismo. Por defender al Gral. Perón y a su doctrina, conoció la persecución, la tortura y la cárcel, sin que nadie lo haya escuchado quejarse ni arrepentirse nunca por esa lucha. Y a la hora del triunfo, cuando muchos se arrimaron a cosechar cargos políticos, Lorenzo se mantuvo en su lugar de dirigente, austero y sin ambiciones espurias, decidido siempre a dar su esfuerzo sin pedir nada a cambio.
- Esa identificación con los valores de la honradez, la palabra empeñada, el honor y la austeridad, que aprendió en su humilde hogar de inmigrantes, lo acompañaron toda su vida. Ni sus enemigos se atrevieron a acusarlo de corromper su conducta y su accionar por ventajas indebidas, ni de traicionar el estilo de su vida austero que siempre fue su sello identificatorio. En un país estragado por la frivolidad y la demostración obscena de bienes materiales y vidas rumbosas, el ejemplo de Lorenzo Miguel se alza alto y claro, para guiar las nuevas generaciones de metalúrgicos hacia un destino mejor, donde los dirigentes sirvan - y no se sirvan - de sus representados.
Y para los jóvenes que no lo conocieron, Lorenzo Miguel será el ejemplo a seguir cuando las tentaciones del poder quieran obnubilarlos. Recuerden siempre al viejo caudillo, leal a los trabajadores y al peronismo, y reacio a los lujos y prebendas. Con ejemplos como el de Lorenzo, la Patria demuestra que no todo está perdido, y que actuando con los principios que enaltecen al hombre se puede realizar una vida digna, y convertirse en el faro de las nuevas generaciones.